En
la misma línea podemos leer las actuaciones de los grandes grupos mediáticos
como el grupo PRISA en Latinoamérica, cuyas intenciones de desestabilización de
gobiernos progresistas como el venezolano o el boliviano no son disimuladas o
el todopoderoso grupo de Rupert Murdoch, cuyo apoyo a cualquier gobierno que
aplique políticas neoliberales es claro (ya sean los laboristas o los
conservadores en Inglaterra), y cuya complicidad de su imperio con los
gobiernos de Thatcher en su ofensiva antisindical en este sentido es lógica,
como gran empresa que quiere obtener grandes beneficios con el capitalismo más
salvaje.
Pero el poder de los medios de comunicación no es absoluto; su manipulación y sus mentiras pueden chocar con la realidad de la vida de las personas. Aunque durante un tiempo puedes creer al ver en la tele lo que te venden (cada vez las noticias son más simples y más parecidas a los anuncios de cualquier producto comercial), pues no estás en contacto con ese fenómeno, cuando vives los acontecimientos y ves la auténtica naturaleza del sistema no te crees sus mentiras. En el caso del bloqueo al Parlamento de Catalunya por el movimiento 15-M el pasado 15 de junio de 2011 por la aprobación de unos presupuestos antisociales, el mismo fue duramente condenado y manipulados por parte de los medios de comunicación los hechos que ocurrieron, presentando que violentos habían atacado la legalidad democrática. Más allá de convencer a la mayoría de las personas que están sufriendo las consecuencias de la crisis y que han participado desde sus inicios en el 15-M, la gente salió de forma aún más masiva el 19 de junio contra el Pacto del Euro, que condena a los y las ciudadanas europeas más aún a la dictadura del capital. En la misma lucha, la gente vence a las ideas que la propaganda del sistema, por ejemplo tras las numerosas cargas policiales, mucha gente que antes decía “algo habrán hecho cuando le pegan la policía” no puede justificar porque la policía carga contra manifestantes pacíficos.
En definitiva y aunque mil ejemplos se podrían poner, no
es fácil cambiar las ideas hegemónicas que dominan en la sociedad, siendo el
papel de los y las revolucionarias organizadas es clave.
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