domingo, 19 de mayo de 2013

La Casa de Alba y el subdesarrollo histórico de Andalucía

Aunque históricamente es un reclamo del SAT la puesta en uso para beneficio del pueblo de la finca de Las Turquillas, el ejército español continúa ocupando estas tierras en Osuna (Sevilla), que son asimismo de un gran valor ecológico.

Aunque en este caso la propiedad de la tierra no es de la Casa de Alba, el presente artículo escrito el pasado año relaciona el papel de los latifundistas (sean nobles, civiles o militares) en el subdesarrollo andaluz.

Como viene siendo habitual por parte de la clase dirigente estatal y andaluza del Estado español, el hijo de la Duquesa de Alba, Cayetano, declaró en un programa de televisión que Andalucía es un pueblo que no quiere progresar, siendo los y las andaluzas según el noble, poco amantes del trabajo. Asimismo, destacó su conciencia de clase (de su clase claro, la dirigente), defendiendo los privilegios de los que disfrutan los terratenientes andaluces y las dificultades que algunas veces (las menos) la justicia le impone para seguir permitiendo sus abusos y privilegios. Pero más allá de una crónica de los numerosos insultos y desprecios hacia los trabajadores y trabajadoras andaluzas que por si mismos podrían dar para escribir un libro (pensemos en Duran i Lleida, Ana Mato, Monserrat Nebrera, Vidal Quadras, etc.), el presente artículo pretende poner en contexto estas declaraciones con el papel que la Casa de Alba y otros terratenientes han tenido para determinar el subdesarrollo social y económico que tiene Andalucía, la Política Agraria Común (PAC) que ha reforzado este subdesarrollo histórico y las alternativas más que posibles, imprescindibles  en la lucha de la clase trabajadora andaluza para revertir el paro, la precariedad y la emigración.


En primer lugar se hace necesario poner en evidencia los privilegios y el poder de la Casa de Alba. Como ejemplo de nobleza parasitaria reconvertida en  capitalistas, poseen no sólo palacios o colecciones de arte heredadas, sino numerosas acciones y participaciones bursátiles, resultado de su privilegiada posición noble para hacer numerosos negocios. Pero el tema candente y que en Andalucía adquiere un valor mayor es el tema de la posesión de la tierra, de la actual concentración de la misma en aún menos manos que incluso en los años 30 del siglo XX. La Casa de Alba posee alrededor de 34.000 hectáreas, por las que ha recibido en los últimos tiempos unos 3 millones de euros (aunque muchas de esas tierras estén improductivas y ociosas), mientras que cada jornalero, cumpliendo con las jornadas de trabajo que exige la percepción de dicha ayuda, recibe la miserable cifra de 400 euros al mes.

El caso concreto de la finca de Las Arroyuelas, a la que el SAT movilizó a más de 500 jornaleros y jornaleras en respuesta a las declaraciones de Cayetano y exigiéndole trabajo, es un ejemplo del nefasto papel de los terratenientes andaluces desde hace siglos. Esta finca, propiedad de la Casa de Alba, debía ser expropiada según la Ley de Bases de Reforma Agraria de 1932, para ser entregada a jornaleros sin tierra de la localidad sevillana de Carmona. Con la entrada de las derechas al gobierno de la República se pondrá  numerosas trabas a esta y otras entregas de tierras a campesinos y campesinas sin tierra. La victoria del Frente Popular en las elecciones de 1936 y la mayor confianza de la clase trabajadora en sus propias fuerzas, las ocupaciones de tierras y las colectivizaciones serán un reflejo de cómo la lucha desde abajo desbordará al propio gobierno republicano, ocupando los y las campesinas estas tierras sevillanas.
La victoria de los fascistas en la guerra civil, devolverá estas tierras y todas las propiedades incautadas por la República a la Casa de Alba y los campesinos que iban a dar valor a esa tierra serán fusilados, reflejando los estrechos vínculos de esta casta nobiliaria con el fascismo. El Duque de Alba ocupará cargos de confianza para el régimen fascista, como embajador en Londres, hecho que viene a poner de nuevo en evidencia los servicios prestados por la Casa de Alba a Andalucía, por la que son premiados con medallas de hijas predilectas y subvenciones millonarias.

Pero los privilegios a esta familia y otros terratenientes andaluces no vienen de la nada. El subdesarrollo andaluz, fruto de la división económica del capitalismo español, reforzó el papel de los terratenientes andaluces que favoreciendo la descapitalización de la incipiente industria andaluza en el siglo XIX, condenaron a nuestra tierra a ser suministrador de materias primas y mano de obra barata. Ésto no sólo favoreció a los terratenientes andaluces, sino que reforzó los privilegios de los capitalistas de los centros industriales de Catalunya y el País Vasco y el centralismo en el Estado español. Las consecuencias de estas políticas se han reflejado a lo largo de la historia, con la emigración masiva de 2 millones de andaluces y andaluzas a Catalunya, Alemania o País Vasco durante los años 60 o con el brutal paro de nuestra tierra, que afecta a 1 millón de personas. La entrada en la UE y la PAC favorecerán con sus subvenciones millonarias el poder de estos terratenientes, recibiéndolas éstos por las hectáreas de terreno y no por la creación de riqueza y puestos de trabajo, mientras que el PER, resultado de las luchas masivas de finales de los 70 y principios de los 80 en el campo andaluz será el mal menor a la falta de trabajo.
Para acabar, hay que decir que las impresentables declaraciones de Cayetano sólo nos tienen que reforzar nuestra concepción que tenemos de los señoritos andaluces y dar más ánimos para luchar contra el subdesarrollo. Las miles de hectáreas de la Casa de Alba que dan trabajo a muy pocos trabajadores y dónde no se respetan en muchos casos los derechos de los mismos, se contrapone a la menor superficie de las tierras de El Humoso, que autogestionadas por los trabajadores dan trabajo y bienestar social a todo el pueblo de Marinaleda. La lucha por la tierra, por una reforma agraria radical, con la tierra controlada por los y las trabajadoras, posibilitando asimismo el desarrollo industrial de nuestra tierra es algo inseparable del autogobierno de los y las trabajadoras andaluzas para luchar contra este subdesarrollo histórico.

Artículo publicado en el periódico En lucha de enero de 2012.

sábado, 11 de mayo de 2013

Venezuela | La ajustada victoria de Maduro muestra los retos del proceso social

Las elecciones del pasado 14 de abril a la presidencia de la República Bolivariana de Venezuela arrojaron como vencedor por casi 300.000 votos de ventaja a Nicolás Maduro candidato del gobernante PSUV (Partido Socialista Unificado de Venezuela).

El líder de la oposición, Henrique Capriles, quién ya estuvo implicado en sucesos como el asalto a la embajada de Cuba en el fallido golpe de estado de 2002, ha seguido una estrategia de desestabilización planificada antes de conocer los ajustados resultados finales.

El resultado ha sido que sus seguidores han asesinado a ocho militantes chavistas, y han atacado y quemado varías clínicas donde trabajan médicos cubanos, edificios institucionales y sedes del PSUV en los días posteriores a las elecciones.

La oposición se ha reinventado con una estrategia de acercamiento en lo discursivo –Capriles incluso afirmó en campaña que nacionalizaría a los médicos cubanos o que mantendría las misiones– y en lo estético –el candidato derechista vistiendo de manera informal como el pueblo llano–, sin abandonar la clásica estrategia golpista de los días posteriores a las elecciones. En su horizonte se contempla la denuncia internacional al gobierno de Maduro, buscar negociaciones o capitulaciones del gobierno, o quizás la convocatoria de un referéndum revocatorio.

Como señalan Marea Socialista –corriente anticapitalista del PSUV– y otros sectores del chavismo, la causa del aumento electoral de la derecha y su osadía al sembrar el terror en las calles hay que buscarla en los errores o intereses contrapuestos al pueblo de un sector que dice estar al lado del mismo. Sin el papel de la ‘boliburguesía’ –burócratas y arribistas del aparato estatal– no se entiende la pérdida de apoyos al proyecto chavista, incluso en sectores populares que parecían incondicionales del proceso.

La derecha ha jugado con las carencias que sufre el pueblo, como la subida de precios, los apagones eléctricos –en muchos casos por sabotajes de los enemigos del proceso–, con la corrupción de la ‘boliburguesía’, y con el enorme problema de la inseguridad.

Por ello, como piden los sectores revolucionarios y honestos del chavismo citados anteriormente, hay que profundizar el proceso en varios sentidos: la construcción del PSUV desde abajo, la nacionalización de todo el sector bancario, el control obrero y no por burócratas de sectores estratégicos de la economía, medidas contra los especuladores, depuración de boliburgueses y corruptos del aparato estatal, etc.

La defensa de las numerosas conquistas del proceso –lucha contra el paro y la pobreza, alfabetización, democratización del estado, etc. – y la profundización del mismo solo podrá llevarse a cabo por la más amplia movilización de las clases populares.

Artículo publicado en el periódico de En lucha del mes de mayo de 2013.

sábado, 13 de abril de 2013

Un montón de estiércol

Aplaudo la medida de la Junta de Andalucía de expropiar para una función de uso las viviendas que los bancos no ponen en alquiler. Confío en que ayudará a paliar en parte la situación de emergencia habitacional que sufre Andalucía, creo que cualquier reforma que favorezca a los de abajo, a la clase trabajadora es digna de tener en cuenta.

Por otra parte, no caigamos en que esto es un regalo de los que nos gobiernan, es producto de una lucha muy dura de los MMSS implicados en lucha por una vivienda digna desde 2006 y de la PAH; como para cualquier derecho que tenemos se ha ganado por la lucha, de ellos, de nosotros, de las que luchan.

No obstante, tengo que puntualizar algunas cosas. El hecho de que el gobierno del PSOE-IU haga medidas positivas (que las reconoceré) no quita las sombras de este gobierno. No puedo olvidar los y las miles de profesores y profesoras interinos sobre los que la Junta no responde; de cómo acepta el límite de déficit y el pago de la deuda que le dice el Estado español y en consecuencia los recortes; de cómo a la gente que pagamos para hacer las oposiciones de secundaria el año pasado no nos ha devuelto aún las tasas y no luchó porque tuvieramos las oposiciones; de cómo IU está gobernando con corruptos y lo acepta; de cómo no toma determinación y lucha por cambiar el régimen de enchufismo que el PSOE lleva montando 30 años; de cómo no crea un banco de tierras y las expropia para uso público; de cómo cierra residencias de mayores y personas dependientes, como el caso de la de Montequinto en Sevilla, etc.

No soy ningún sectario, reconozco como compañeros y compañeras a los afiliados de IU que llevan años luchando en los MMSS, en los sindicatos, etc. Creo que hay que levantar un frente contra los recortes (como es el Bloque Crítico), y ahí tienen que estar las bases de IU que quieren luchar, vengan de dónde vengan los mismos. Asimismo, creo que hace falta una alternativa política desde la base y que sea rupturista, a la vez que plural, y en ella la gente de base de IU, al igual que el 15M sería ideal que estuviera. Por supuesto la dirección de IU y gente afín que quiere medrar por asientos y/o un sueldo, sé que no estarán ni son bienvenidos.

Cómo ya dijo Lenin y es una frase que me encanta, el parlamento es un montón de estiércol. Quién desde la izquierda prometa que porque los votes y gobiernen ellos van a ir bien las cosas mejor para la gente corriente sin romper con el régimen político y económico, engaña a la gente, menos si lo haces con un partido comprometido con el régimen como es el PSOE. Creo que hay que ser pedagógicos, pero no rebajar el discurso, es imprescindible que planteemos la salida del euro; el no pago de la deuda; la no aceptación de ningún recorte; la subida de impuestos a los ricos, la nacionalización y control popular de la banca y los principales sectores de la economía bajo control social; alquiler social, paralización de los desahucios y dación pago retroactiva; potenciación de las energías renovables y de la agricultura y la ganadería ecológica; sueldos equivalentes de los representantes a los de los representados y límites de mandatos de los cargos; reducción del gasto militar, etc. Hay que tener en cuenta por ello cómo acaba la frase de Lenin, súbete al montón de estiércol, grita y denuncia, pero no te caigas en el montón de mierda.

viernes, 29 de marzo de 2013

Una visión de la Semana Santa desde la izquierda

Como todos los años, en la Semana Santa se produce la ocupación del espacio público por procesiones, nazarenos y cientos de miles de personas. Más allá de que este fenómeno cultural-religioso de masas tiene lugar en distintas partes del Estado español o de Latinoamérica, es en Andalucía dónde adquiere su mayor espectacularidad y apoyo social. En el presente artículo, pretendo hacer un acercamiento al significado que desde mi punto de vista y el de otros autores hacen de esta festividad sus propios participantes, así como un análisis desde la izquierda de dicho fenómeno. Dicho análisis no niega la necesidad que desde la izquierda planteemos alternativas a la misma, siempre acercándonos a las personas que masivamente siguen la Semana Santa “clásica” desde el respeto y buscando las contradicciones que como en otros aspectos son comunes a las clases populares.

¿Fiesta religiosa y de élites?


Como muchos amantes de la Semana Santa afirman, el elemento religioso es uno más, pero ni mucho menos el único ni el más importante. Los habitantes de Andalucía según diversas encuestas no son ni más ni menos creyentes que otros habitantes del Estado; el compromiso con la Iglesia Católica no suele ir más allá de las bodas (cada vez más en declive), bautizos o comuniones. Es mas, gran parte de los y las apasionadas de la Semana Santa reniegan de la Jerarquía Eclesiástica, así como de la oposición de la misma a cuestiones como el derecho al aborto o la ley de matrimonio homosexual.

Asimismo, en numerosas ocasiones son cuestionadas las posiciones de las juntas de gobierno(jefaturas de las hermandades), como han sido ejemplos en los que algunas juntas, a través de los pregones han intentado dar una imagen monolítica de la posición de la hermandad sobre determinados temas (siempre desde un punto de vista conservador) o la negación de muchas de ellas a la participación activa de las mujeres en las juntas o como costaleras (las personas que cargan las imágenes religiosas, que en la inmensa mayoría de los casos son hombres).

¿Pero por qué aunque existen estas fricciones o desacuerdos este fenómeno tiene tal apoyo? Lo que se desprende de lo comentado anteriormente es la ausencia de una preponderancia religiosa “oficial” en la misma. Tampoco puede hacerse desde una interpretación simplista del gusto del pueblo andaluz por la misma cayendo en tópicos discriminatorios como tachar a este pueblo de inculto o atrasado y amante únicamente de la parte folclórica de la fiesta. Como otros encuentros de masas (como puede ser la pasión por el fútbol), se produce una reafirmación colectiva, fraternal, frente a la alienación e individualismo que el funcionamiento capitalista hace padecer a los y las de abajo. Pero únicamente con ello no podemos explicar la pasión de un pueblo como el andaluz por la Semana Santa, tenemos que contar también con el hecho identitario y de pertenencia a la cultura andaluza con la que el pueblo la identifica, hecho que se manifiesta por ejemplo en las saetas, canciones flamencas dirigidas a los pasos.

Por último, el ambiente comentado de encuentro, de hermandad, etc. concuerda con los deseos de igualdad y de búsqueda de un mundo sin opresión que conviven junto con valores propios del capitalismo en los deseos de las clases populares.

Ni idealización ni demonización


En líneas anteriores he tratado, desde mi punto de vista, de hacer una explicación del significado de dicha fiesta para sus participantes, así como del éxito de la misma. No niego la dimensión de discriminación, de machismo, de diferenciación de clases que conviven en esta fiesta junto con otras visiones contradictorias, al igual que otros fenómenos culturales-religiosos de masas. Lo que he pretendido en dicho artículo es no caer en una visión simplista de la misma, como es el análisis o reacción expresada por parte de la izquierda y de cierta intelectualidad a la misma, juzgándola como fenómeno de preponderancia de elementos reaccionarios (por la implicación activa de la Iglesia Católica) o ver a los participantes o seguidores de la misma (que digámoslo, tiene mucho éxito entre las clases populares) como meros borregos sin capacidad de análisis crítico.



La necesidad de alternativas


Por último es preciso desde la izquierda la proposición de alternativas. Aunque he comentado que cuenta con un apoyo y participación masiva, no significa que desde la izquierda nos resignemos a dicha realidad. Es necesaria la construcción de alternativas, para romper la hegemonía (en gran parte opresora) de la Semana Santa y aprovechar los días de fiesta para ganar gente a posiciones más avanzadas. Un ejemplo de ello es la Semana por la Paz celebrada desde hace varios años en Marinaleda, dónde en Semana Santa tienen lugar charlas, conciertos y distintos actos desde un punto de vista alternativo, saliendo así mismo en el pueblo algunas procesiones como en cualquier Semana Santa “clásica”. Acontecimientos de este tipo serían perfectamente asumibles por la izquierda institucional en numerosos lugares, así como, y es más importante, si la izquierda alternativa estableciera también agendas unitarias en estas fiestas.


Artículo publicado en la web de En lucha, www.enlucha.org

sábado, 16 de febrero de 2013

Reseña del libro Los nacionalismos, el Estado español y la izquierda

Reforzada por la crisis, la cuestión nacional está irrumpiendo con fuerza. Los resultados de las elecciones en Galiza y Euskadi (con notables ascensos de una izquierda antineoliberal independentista o favorable al derecho de autodeterminación) o las elecciones al Parlament de Catalunya (tras un masivo 11 de septiembre que refleja el giro independentista de la sociedad catalana) demuestran la vigencia de las reivindicaciones nacionales para amplias capas de la sociedad en estos territorios.


Pero como bien refleja el libro de Pastor, normalmente se habla de nacionalismos “periféricos” y se obvia al nacionalismo español. Reforzado por asuntos como los éxitos deportivos (lo que es una muestra de debilidad, de nacionalismo a la defensiva) o gracias al cuestionamiento de la política oficial (viendo en muchos casos la población la bandera, el sentimiento nacional o la pertenencia a una colectividad no vehiculizados por los partidos del sistema), también tiene su reflejo en la construcción y éxito de referentes políticos. Más allá de la fortaleza durante décadas del bipartidismo gobernante, el ascenso del populismo españolista de partidos como UPyD en todo el Estado y Ciutadans en Catalunya es un reflejo de ello.

El libro comienza a situar el origen de los nacionalismos como los entendemos hoy (con o sin estado). Aunque no existe una visión única, muchos lo sitúan en la crisis de los estados absolutistas, en hechos como las Revoluciones francesa (1789) y americana (1776) o en las invasiones napoleónicas de distintas regiones europeas. Del mismo modo existen distintas formas de analizarlos, como los puntos de vista modernista (en la línea de lo comentado anteriormente), perennalista (con recurrencia a un pasado premoderno), etnosimbolista (con peso de los factores subjetivos), etc. A la vez, y más allá de la burda simplificación de la que hacen gala la derecha y la izquierda oficial (con más de un lamentable caso de la izquierda que se reclama alternativa a la misma), es preciso distinguir entre, por ejemplo, los nacionalismos de liberación (no sólo aplicables a la opresión colonial, sino también en el denominado Primer Mundo) y los nacionalismos racistas (como es el caso del defendido por el Estado de Israel y otros) o los que son directamente ultraderechistas y xenófobos como el caso de la Liga Norte en Italia.

Por otra parte, resulta muy instructivo el análisis de Pastor sobre como distintos autores o escuelas del marxismo han tratado la cuestión nacional. Más allá de la simplificación, que en líneas posteriores desmiente el autor, al atribuir un gran grado de determinismo a pensadores como Marx o Engels en esta cuestión (es decir, que con el desarrollo de los estados nacionales, las fuerzas productivas y la clase obrera, culminando con la consecución del socialismo, se eliminarían las divisiones nacionales), hace un recorrido bastante interesante.

Desde la visión simplista de Stalin (con un recetario de qué es y qué no es “nación”, lo que deja en el camino a muchas naciones modernas como Suiza por no cumplir, por ejemplo, con una premisa del mismo como es el tener una única lengua) hasta la de Lenin apostando por la libre autodeterminación de todos los pueblos, pasando por Rosa Luxemburg, que tuvo no pocas disputas con Lenin por oponerse a la lucha nacional al no estar hegemonizada por la clase obrera. Asimismo, más allá de visiones eurocéntricas, los aportes del marxista peruano José Carlos Mariátegui sobre la construcción de un socialismo respetando las singularidades indígenas y multirraciales en Latinoamérica (el socialismo indo-americano) no dejan de desmontar mitos.

El libro continúa con los intentos de construcción nacional en el Estado español, con “España” como un proyecto nacional fallido, de origen sangriento. El estado feudal se cimenta en primer lugar en la Reconquista y la Inquisición, así como en la conquista colonial de América. Por otra parte, la monarquía borbónica, con su vocación centralista y su nulo cuestionamiento del régimen señorial (por su compromiso con el Antiguo Régimen) impiden al Estado español equiparse con los modernos estados liberales europeos.

Asimismo, el desarrollo del capitalismo español, con una industrialización y una clase burguesa con fracciones diferenciadas (lo que da la puntilla para impedir un surgimiento de una conciencia nacional española en la mayoría de la población), hace que a mediados del siglo XIX surjan los nacionalismos “periféricos” actuales, así como ya iniciado el siglo XX otros casos como el de Andalucía con el pensamiento de Blas Infante.

Por otra parte, es destacable el fracaso de sectores que rompen con la concepción de la “España” conservadora y reaccionaria a la hora de llenar las aspiraciones de los nacionalismos sin estado. Quizás el más importante sea la II República, que generó ilusiones acerca de una nueva relación entre un nacionalismo español liberal-democrático y el resto de nacionalismos. Ya en la misma constitución de la República no se reconocía el derecho de autodeterminación o federación de regiones autonómicas, ni el fin del colonialismo (los casos del norte de Marruecos y Guinea Ecuatorial), por lo que el proyecto nacía cojo desde un principio, algo que fue confirmado por el freno desde Madrid a la proclamación de la República Catalana.

Más allá de la dictadura fascista de Franco que acabó con los tímidos pasos descentralizadores de la II República y su españolismo extremo, es interesante la apreciación que hace el autor de las distintas posturas de izquierda hacia la cuestión nacional en los años previos a la Guerra Civil. Podemos empezar por el PSOE, que aunque critica el nacionalismo español más reaccionario, no respeta en su conjunto el derecho a decidir, dividido entre un sector más respetuoso con la plurinacionalidad del Estado español y otro más centralista y españolista.

El papel del PCE también es digno de mención. Aunque en un principio reconoce el derecho de autodeterminación, años más tarde y ya integrado en el Frente Popular hará gala de un gran patriotismo español durante la Guerra Civil. Otros sectores de la izquierda, como Maurín, dirigente del BOC (Bloque Obrero y Campesino) se mostrarán favorables a los movimientos de separación nacional, pasos previos para debilitar al estado burgués y que serán imprescindibles para unir a las obreras y obreros de todos los territorios del estado. Maurín pecaba de excesivo determinismo al afirmar la división territorial de la Península Ibérica en naciones “naturales”, no tan dependientes de las condiciones materiales que determinan al mismo modo la conciencia nacional de la gente. Andreu Nin, que será más tarde compañero de partido de Maurín en el POUM (Partido Obrero de Unificación Marxista), tenía una visión más matizada.

Más adelante y llegando a la Transición, el libro describe como se da una continuidad del nacionalismo y modelo de estado del bloque dominante (con sus ideas y su praxis sobre el españolismo y el modelo de estado) gracias al pacto del sector reformista del Franquismo y la oposición (con fuerzas como el PSOE y el PCE que pasan por el aro, a diferencia de otros sectores como la Liga Comunista Revolucionaria). El resultado fue una Constitución encorsetada. Acontecimientos como las movilizaciones de masas en Andalucía entre 1977 y 1980 podían haber desbordado también en un sentido nacional la Transición pactada, pero el papel de la izquierda mayoritaria para sostener el régimen fue clave para que no pasara. Actualmente, y debido al papel del SOC-SAT de cuestionar durante más de 30 años la “españolidad” de Andalucía y la propagación por parte de los mass media de una supuesta “opresión” contra la población de origen andaluz y de otras zonas en Catalunya, recordar como las luchas de los 80 unían al mismo tiempo dar mayor bienestar con más autogobierno al pueblo andaluz y desmontar el régimen de la Transición como cerrojo a la libre determinación de los pueblos.

La clase dirigente española, a nivel político asentada también en las nuevas autonomías y con la ayuda inestimable del PNV y CiU, encorsetó más aún la capacidad del Estado español para reconocer los derechos nacionales. Más recientemente, Zapatero fracasó y decepcionó a buena parte de sus bases con su centralismo. La supuesta vía federalizante que se podía abrir con el caso del Estatut catalán fue herida de muerte por el fallo del Tribunal Constitucional.

En definitiva, el libro de Jaime Pastor es una joya desde un punto de vista teórico y formativo. No obstante, aunque iba más allá del propósito del libro, hubiera sido interesante una atención mayor a las luchas desde las naciones no reconocidas y el peso de éstas en la consecución de sus reivindicaciones nacionales. Estas experiencias hubieran completado esta excelente guía teórica para la acción.

Artículo publicado en la revista La Hiedra de enero-abril de 2013.

viernes, 8 de febrero de 2013

Egipto: más luchas y más organización para hacer la revolución

Los medios de comunicación de masas hace meses que enterraron el proceso revolucionario abierto en Egipto, que en estos días cumple su segundo año. Con su guión ya escrito han tratado desde el principio de crear en la opinión pública la clásica visión del stablisment capitalista sobre las revoluciones. Según ellos las revoluciones son manipulaciones de las masas por parte de líderes o ideas fanáticas que, inevitablemente, desembocan en el ascenso de tiranos. Con mala intención, pero también con una gran ignorancia, unen estos aspectos al racismo hacia las personas musulmanas, creando una mezcla perfecta para crear su sentido común.

Tristemente, parte de la izquierda se une a este coro. La victoria electoral de los Hermanos Musulmanes, representa para algunos sectores la islamización de la sociedad egipcia y, en consecuencia, el enterramiento de esta revolución (para otros ni siquiera existió la misma).

Sin embargo, hay otras lecturas acerca de los acontecimientos que están ocurriendo en Egipto y que parten del movimiento revolucionario del país, en especial de la organización Socialistas Revolucionarios.

Egipto como laboratorio y resistencia al capitalismo global

Desde el ascenso de Sadat a la presidencia del país, y en especial de Mubarak a principios de los 80, Egipto pasó a ser uno de los principales laboratorios de pruebas del neoliberalismo a nivel mundial. La aplicación de tales planes sólo fue posible gracias a estructuras dictatoriales, en la misma línea que los instaurados en el Chile de Pinochet.

Desde el principio el régimen se encontró con resistencias a sus planes de desposesión de las mayorías, pero fue a partir sobre todo del año 2000 cuando reivindicaciones económicas contra dichos planes se combinaron explosivamente con reivindicaciones políticas, como el apoyo a la causa palestina, la oposición a la guerra de Irak, la libertad sindical o la lucha por la democracia. Con la peor crisis económica del capitalismo desde los años 30, todo esto culminó en la Revolución Egipcia, que comenzó y continúa desde enero de 2011.

Pero tras esta puesta en contexto, es necesario dejar claro la posición del gobierno de los Hermanos Musulmanes con respecto a la agenda de los grandes capitalistas internacionales. Desde el principio, el presidente Mursi y su gabinete han dejado claro su compromiso con los grandes capitalistas internacionales, de ahí el préstamo de 4.800 millones de euros (el mayor programa de este organismo fuera de la eurozona) que el FMI dejará al país en contrapartida de más privatizaciones y fin de subsidios.

Ante este panorama, las demandas básicas de la revolución de “pan, libertad y justicia social” no tienen cabida en el actual contexto de relaciones políticas a nivel internacional. Los capitalistas a nivel mundial no pueden consentir ni la más básica de las reformas que puedan favorecer a la clase trabajadora y a la población empobrecida del mundo, debido al contexto de crisis económica del sistema. Recuperar sus tasas de ganancias es importante, pero esto hay que unirlo a las implicaciones que tendría en una región estratégica la victoria de la revolución en un país como Egipto. El país del Nilo es el estado africano con la clase trabajadora más numerosa y experimentada, sus victorias podrían ser un ejemplo para las personas oprimidas por el capitalismo en todo el mundo.

Oportunidades para las movilizaciones desde la base

El contexto de lucha en el país no deja de ser abrumador. Asistimos al mayor ascenso de luchas obreras desde los años 40 del pasado siglo. En 2011 sectores como el profesorado, el personal sanitario, las obreras y obreros del textil, etc., protagonizaron huelgas masivas y combativas. Tras el ramadán de 2012, tuvieron lugar más de 1.500 huelgas en muy variopintos sectores del mundo del trabajo.


En total, más de 4.000 protestas sociales, huelgas y ocupaciones tuvieron lugar el año pasado en el país. La situación no es distinta, en cuanto a nivel de luchas, de situaciones revolucionarias como las de Chile en el 73, Portugal en el 74, Irán en el 79 o Polonia a inicios de los 80.

Asimismo asistimos a una explosión de la militancia sindical y política. La Federación Egipcia de Sindicatos Independientes contabiliza más de 2,5 millones de miembros desde su fundación en enero de 2011. La organización de los Socialistas Revolucionarios también ha aumentado su militancia y su influencia, así como otros grupos de distinta inspiración nacidos a partir de la revolución de enero de 2011.

Sin embargo, la influencia de la izquierda en los movimientos de base aún es limitada. El lamentable papel de organizaciones como el Partido Comunista de Egipto sosteniendo a tiranías y capitulando a la burguesía “progresista” no ha ayudado mucho en este sentido. Por otra parte, el Partido Democrático de los Trabajadores, impulsado entre otros por los Socialistas Revolucionarios poco después del derrocamiento de Mubarak, fue desinflándose con el tiempo. Las protestas en las últimas semanas no han hecho más que recrudecerse.

Durante las últimas semanas de enero, el juicio a los supuestos causantes de la masacre en el estadio de Port Said de febrero de 2012 ha sacado a miles de personas a la calle en dicha ciudad y otras ciudades del país. La represión del estado ha sido brutal, con más de 50 muertos en la ciudad, entre ellos un joven de 17 años, militante de los Socialistas Revolucionarios, que fue abatido por un francotirador de la policía al que intentaba fotografiar.

El pasado viernes 1 de febrero, miles de personas marcharon al Palacio Presidencial en El Cairo, en protesta por la represión y las promesas incumplidas de la revolución. Liderados por jóvenes, atacaron el Palacio y de nuevo tuvieron que soportar la represión del estado.

Ante este panorama se abren varias posibilidades. La canalización del descontento bien puede ser a través del gobierno o la oposición pro capitalista del Frente de Salvación Nacional (donde entre otros está el partido de El Baradei, ex responsable de la OIEA, o Amr Musa, ex ministro de Exteriores de Mubarak) o bien que se fortalezca el movimiento popular, en un gran frente unitario revolucionario, donde el mundo del trabajo determine en gran parte la agenda del mismo. Asimismo, el fortalecimiento de la izquierda revolucionaria será clave para hacer avanzar el proceso y ganar a las grandes mayorías, muchas de las cuales constituyen la base decepcionada de los Hermanos Musulmanes.

Publicada en la web de En lucha: http://www.enlucha.org/site/?q=node/18287

domingo, 3 de febrero de 2013

¿Son los medios de comunicación todopoderosos?

En nuestras democracias burguesas, dónde el nivel de  represión es menor en muchos casos (hasta que se ven amenazados los intereses de la clase dominante) a los de otros regímenes capitalistas y aunque los medios de comunicación (que es en lo que nos centraremos a continuación) no estén en manos únicamente de un ente (privado o público), no significa que la información veraz, objetiva, llegue a la mayoría de los miembros de estas sociedades. A lo largo de las últimas décadas, hemos asistido a la concentración y crecimiento de los medios de comunicación, en forma de grandes monopolios que buscan el máximo beneficio y ganar la carrera de ratas que supone la competencia bajo el sistema capitalista. Eso se ha traducido que ante la caída de la tasa de ganancias en la fase actual del capitalismo, las grandes empresas de la comunicación han buscado beneficios en las inversiones especulativas de todo tipo, en la industria armamentística, en la banca, etc. y tirando a la baja las condiciones de trabajo de los y las trabajadoras de la comunicación, en la mayoría precarizados y enfrentados a numerosos EREs y toda clase de abusos.

En la misma línea podemos leer las actuaciones de los grandes grupos mediáticos como el grupo PRISA en Latinoamérica, cuyas intenciones de desestabilización de gobiernos progresistas como el venezolano o el boliviano no son disimuladas o el todopoderoso grupo de Rupert Murdoch, cuyo apoyo a cualquier gobierno que aplique políticas neoliberales es claro (ya sean los laboristas o los conservadores en Inglaterra), y cuya complicidad de su imperio con los gobiernos de Thatcher en su ofensiva antisindical en este sentido es lógica, como gran empresa que quiere obtener grandes beneficios con el capitalismo más salvaje.

Pero el poder de los medios de comunicación no es absoluto; su manipulación y sus mentiras pueden chocar con la realidad de la vida de las personas. Aunque durante un tiempo puedes creer al ver en la tele lo que te venden (cada vez las noticias son más simples y más parecidas a los anuncios de cualquier producto comercial), pues no estás en contacto con ese fenómeno, cuando vives los acontecimientos y ves la auténtica naturaleza del sistema no te crees sus mentiras. En el caso del bloqueo al Parlamento de Catalunya por el movimiento 15-M el pasado 15 de junio de 2011 por la aprobación de unos presupuestos antisociales, el mismo fue duramente condenado y manipulados por parte de los medios de comunicación los hechos que ocurrieron, presentando que violentos habían atacado la legalidad democrática. Más allá de convencer a la mayoría de las personas que están sufriendo las consecuencias de la crisis y que han participado desde sus inicios en el 15-M, la gente salió de forma aún más masiva el 19 de junio contra el Pacto del Euro, que condena a los y las ciudadanas europeas más aún a la dictadura del capital. En la misma lucha, la gente vence a las ideas que la propaganda del sistema, por ejemplo tras las numerosas cargas policiales, mucha gente que antes decía  “algo habrán hecho cuando le pegan la policía” no puede justificar porque la policía carga contra manifestantes pacíficos.

En definitiva y aunque mil ejemplos se podrían poner, no es fácil cambiar las ideas hegemónicas que dominan en la sociedad, siendo el papel de los y las revolucionarias organizadas es clave.

domingo, 20 de enero de 2013

Cinco cuestiones clave de la Revolución Siria

Tras más de dos años y medio de revolución, los acontecimientos en Siria siguen ocupando la atención del mundo. A diferencia de otros países del Norte de África y Oriente Medio, dónde o bien las revoluciones derrocaron a los tiranos a las pocas semanas o meses de su comienzo (casos de Egipto, Túnez o Libia) o las rebeliones acabaron aplastadas por la represión de las dictaduras (casos de Argelia, Bahrein o conatos en otros países), en Siria parece que el derrocamiento de la dictadura de Bashar Al Asad llevará más tiempo.

Debido al alargamiento del conflicto, se habla de más de 60.000 muertos, la mayoría resultado de la violencia de la dictadura hacia su propio pueblo. Por otra parte se habla de cientos de miles de desplazados. Asimismo, el régimen continúa con las prácticas que lleva haciendo desde hace 40 años, como son las torturas y el encarcelamiento de aquellos que se oponen a su terror; se estima que existen más de 600 presos políticas en sus cárceles.

¿Quién está ganando la guerra?
El levantamiento del pueblo sirio, que más tarde adquirió las características propias de una revolución, se ha enfrentado desde el principio a numerosas dificultades. Más allá de lo que cacarean el régimen y sus voceros, el levantamiento tuvo un carácter pacífico en su inicio, lo que desmiente la postura oficial de que es obra de grupos “terroristas”. Enfrentados a uno de los ejércitos más poderosos de la región, la fuerte represión hizo que rápidamente un sector de la población que se levantaba contra el régimen empuñara las armas, a lo que hay que unir las deserciones del ejército de la dictadura y su unión al bando rebelde.

De esa manera, mal equipados y armados, miles de civiles y ex militares del régimen han combatido de manera heroica a un ejército poderoso, no sólo resistiendo, sino avanzando en muchos casos. De hecho, importantes bastiones como Alepo están controlados por el bando revolucionario, así como ciudades clave desde el punto de vista estratégico y grandes zonas del interior del país. No obstante, después de casi controlar la capital, Damasco, la ciudad ha vuelto a manos del gobierno.
En las zonas liberadas la población se está autoorganizando, creándose consejos de milicias, en los que la población decide cómo gestionar sus localidades, desde la defensa a como autoabastecerse, como es el caso de la ciudad de Homs. Más allá de hacernos una idea equivocada de la potencialidad de este empoderamiento del pueblo sirio, estos hechos vendrían a confirmar la capacidad de las personas corrientes de organizarse desde abajo al margen de las estructuras del estado.

La oposición a la dictadura
Como en todas las revoluciones que vienen sacudiendo esta zona del planeta desde inicios de 2011, la oposición al régimen sirio es variopinta. Desde liberales a extremistas islámicos, pasando por gente progresista o de izquierdas. La oposición “oficial” (y apoyada por el imperialismo occidental) se reconstituyó el pasado noviembre en la llamada Coalición Nacional, viniendo la mayoría de sus miembros del CNS (Consejo Nacional Sirio).

Hay que saludar la salida del mismo de los Comités de Coordinación Locales. A diferencia de los miembros de la Coalición Nacional, los Comités participan activamente de la revolución en Siria y no son los ricos exiliados que reclaman el poder cómodamente desde Ankara, Doha o Londres. Asimismo, para los que hablan de que la revolución no está contando con las mujeres, uno de los argumentos que dan los Comités para abandonar la Coalición es el nulo papel de la mujer en la misma.

Por otra parte, el Ejército Sirio Libre (ESL) tiene a sus dirigentes y cúpula en Turquía, tratando de operar desde arriba en los acontecimientos. No obstante, y como ha señalado con preocupación miembros del gobierno estadounidense, está siendo sumamente complicado para la dirección del ESL centralizar y unificar a todas las milicias que dicen pertenecer al mismo. Este hecho contribuye a disipar la influencia occidental en el mismo.

Los intereses de los distintos imperialismos
El apoyo de Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña a la oposición “oficial” a Al Asad, no denota ningún compromiso con la lucha que desarrolla el pueblo sirio. Tras más de un desencuentro con el régimen sirio, desde la llegada al poder de Al Asad, estos países habían conciliado ampliamente con el sátrapa. Pero, astutamente, cuando Al Asad pierde el apoyo de su pueblo y ante un escenario de un nuevo régimen hostil a sus intereses, estos países tratan de maniobrar para salvar el status quo. De hecho, desde la ONU han planteado en más de una ocasión la dimisión de Al Asad preservando el régimen, una solución parecida a la orquestada en Yemen. Otros actores regionales, como Qatar, Arabia Saudí o Turquía, ven la posibilidad del debilitamiento del régimen baazista como una oportunidad de ganar peso en la región.

Por otra parte países como Irán, Rusia o China parecen dispuestos, aunque con matices, a sostener al régimen. En el caso de Irán, esto significaría perder a uno de sus principales (y casi únicos) aliados en la zona; la misma razón que implica que la organización que ha liderado la resistencia libanesa contra Israel, Hezbolà, apoye a Al Asad. Rusia, con su única base militar en el Mediterráneo en la costa siria, no parece dispuesta a perder uno de los pocos reductos de su anterior esplendor imperial, aunque estaría dispuesta a sacrificar a Al Asad o a aceptar reformas cosméticas si preservan su influencia en el país.

La izquierda
Al igual que el caso libio, la política de bloques que una parte de la izquierda conserva desde la Guerra Fría les lleva a apoyar a la dictadura siria. Hablan en muchos casos de que Siria es un gobierno popular y antiimperialista, cuando en Siria existe una élite asociada al estado que explota al pueblo en su beneficio y le niega no ya derechos políticos, sino que lo condena al desempleo y a la miseria. Lo de antiimperialista (que aunque lo fuera no justificaría la represión al pueblo) no deja de ser un chiste grotesco cuando Al Asad lleva conciliando y haciendo acuerdos con el imperialismo europeo y estadunidense desde su llegada al poder.

Por otra parte, la integración del régimen y del gobierno sirio de individuos que se autodenominan o se hacen llamar "comunistas", es un hecho que convence a algunos sectores de izquierdas. Pero como dijo una vez alguien, tus hechos te retratan, y si te autodenominas comunista y sostienes una dictadura que nada tiene que ver con los intereses y organización del pueblo, eres un revolucionario de salón, como lo son estos comunistas de limusina, al igual que los comunistas chinos o vietnamitas.
Todo esto no sería tan grave si no fuera porque impide levantar la necesaria solidaridad con el pueblo sirio. Cuando presidentes y gobiernos latinoamericanos progresistas apoyan a estos dictadores, impiden que el necesario internacionalismo de un continente en lucha llegue con efectividad e inspire a los pueblos árabes.

¿Cómo avanzar en la revolución?
Los derroteros de la revolución en Siria son inciertos. A ninguna de las partes les interesa un cambio brusco en el país, que podría alterar de manera sustancial el mapa geopolítico de la región, por lo que la salida negociada de Al Asad del poder y el mantenimiento del status quo parece la opción que más puede conciliar a todas las partes.

Las dificultades de la revolución siria son múltiples. Parece difícil que puedan derrotar sólo en el terreno militar al régimen, por lo que es necesario abrir más frentes. La implicación de la clase trabajadora, coaptada por las estructuras del régimen, es clave para derrotarlo.

Asimismo, los avatares de la revolución en curso en Egipto posibilitarían un apoyo material real y que inspire al pueblo sirio, así como los avances de la resistencia palestina frente a Israel y en definitiva, la extensión de la revolución a toda la región, hecho nada descartable.

Artículo publicado en la web www.enlucha.org