miércoles, 19 de diciembre de 2012

El fin del mundo tal como lo conocemos


Fanáticos pseudorreligiosos y otros de su calaña, que proliferan en el contexto de desesperación general actual, así como medios de comunicación supuestamente serios, nos llevan martilleando desde hace tiempo con el fin del mundo. Más allá de la ignorancia de dichos canales de propaganda, en este caso la supuesta profecía maya, juega el mismo papel que ya jugaron en el pasado fenómenos como el que iba a ser el efecto 2000 (que paralizaría la tecnología mundial y acabaría con la civilización): rentabilidad para parte de unos pocos a costa de la desesperación de muchos y desviación de la atención de otros menesteres.

Lo que sí ya nadie puede negar es el cambio de era al que asistimos. No es porque Dios mande unas plagas porque somos muy malos o nos destruya una civilización alienígena, el problema se llama capitalismo. Para el 99% (o quizás sería más preciso puntualizar, para el 90%), debido al funcionamiento irracional y nefasto de este sistema (no funciona sólo, lo manejan una minoría de grandes empresarios, banqueros, políticos a su servicio y colaboradores) puede despedirse ni siquiera de soñar con el capitalismo precrisis.

Por que no hablamos de una crisis cualquiera, que acabará y entonces volveremos a vivir como antes (dicho sea de paso, antes también había paro, precariedad, explotación laboral, pobreza, etc., incluso en el Estado español). El sistema capitalista, lleva desde hace décadas creando burbujas financieras para contrarrestar la tendencia a la caída de la tasa de ganancias del propio sistema (es decir la relación inversión/ ganancia para el conjunto del sistema) y dichas burbujas como no podía ser de otra manera, acaban todas reventando.

Desde mi punto de vista, dado el desarrollo productivo alcanzado por el sistema, no puede dar más de sí. Aunque jugó un rol progresivo con respecto a los sistemas socio-económicos que le precedieron, el capitalismo hoy en día es un muerto en vida, no puede ofrecer más desarrollo, más bienestar, para la mayoría de la población mundial y es absolutamente incompatible con la conservación del medio ambiente.

Eso no quiere decir que pasado mañana vaya a caer. La fe ciega en la búsqueda de beneficios puede hacer que a través de una guerra a terceros países, más burbujas, o la guerra social a la que nos someten, el capitalismo no sea sometido. Mientras tanto y no hay vuelta atrás, no seamos ilusos al pensar que tendremos sanidad como la de antes, educación como la de antes, puestos de trabajo como los de antes, etc. (dicho sea de paso muy mejorables). La jornada de 8 h., las vacaciones pagadas, el trabajo para toda la vida, poder tener una vivienda digna o simplemente poder trabajar, son cosas del pasado. Y resultado de ésto, las relaciones personales, afectivas o las familiares cambian en consecuencia; no poder hacer una vida en común con alguien porque no hay medios económicos, la emancipación e independencia completa que nunca llegan, etc.

No soy apocalíptico ni dramático, sólo opino de lo que leo y discuto sobre el funcionamiento del mundo. Y creedme, la derrota no está asegurada, su victoria (la de los de arriba) no está escrita. No tengáis miedo a que el mundo desaparezca el 21 de diciembre (sé que la mayoría no os creéis esa chorrada), nunca tengáis miedo. Pero ser conscientes que si no nos movemos y hacemos algo, nuestras vidas van a ser muy difíciles, similares a las de muchas personas que vivieron la posguerra en este estado. Tenemos un mundo por ganar, hagamoslo posible.

No hay comentarios:

Publicar un comentario